jueves, agosto 24, 2006

Un Desvanecer Dentro Mio

Un ángel se posó sobre mi hombro y me habló con ternura.
Supe entonces que era un ángel vengador, un ángel malvado que se introdujo en mi mente.
Quise desprenderme de él pero me fue imposible.
Me besó mientras lloraba y calmó mi tristeza y prometió no dejarme nunca. Y no lo hizo.

Arrodillada frente al espejo, vi mi cara como se deformaba y el rostro del ángel se convirtió en mi máscara.
Con voz dulce habló por mí.
Con eterna soledad me acompaña.
Siempre sola y siempre con otra parte de mi ser.
Parte oculta dentro de mi vientre, quiere salir y arde en llamas.
Arrodillada, siempre arrodillada a merced del ángel.
A merced de mi ángel cautivante, temeroso y amado, lejano y cercano.
Me encierra dentro de sus alas y me mece al ritmo de su dulce canto
que me lleva al más allá y no me deja volver.
La inocencia se ha perdido para siempre dentro de mí.
La niñez que dormía tranquila dentro mío se ha despertado y se ha ido.
Ahora sólo convive el ángel con mi alma.

Las tinieblas con las que convivo arden en llamas doradas.
Han despertado con el ángel.
Me queman y no dejarán de hacerlo, no mientras les tema y las ame.
No mientras las siga llamando desde lo más profundo de mi ser y sigan surgiendo fuertes.

Cada vez mi alma más pequeña, se desvanece tras las llamas.
Me grita desesperadamente y no logro o no quiero escucharla.

El ángel es parte de mí y yo le pertenezco.
Por siempre, hasta que juntos nos devoremos el uno al otro, hasta la muerte,
Por siempre en las tinieblas de la eternidad. Esta es mi condena.

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